Vanessa Hernández, Finca El Roblar

SOY LA TERCERA GENERACIÓN DE CAFICULTORES Y, AUNQUE AHORA TENGO UN TRABAJO DE OFICINA, SIGO TRABAJANDO EN LA FINCA CUANDO PUEDO...

Mi padre falleció en el 2019, así que ahora mi madre y yo tenemos una responsabilidad mucho mayor en la finca que antes. Tenemos una pequeña tienda de comestibles en la que mi madre vende productos básicos como agua, papel higiénico y arroz, pero a menudo cierra la tienda durante unas horas para trabajar en la finca. A veces también contratamos ayuda, cuando es demasiado para nosotros dos, especialmente durante la cosecha.

Cuando era niña, siempre pasaba los fines de semana en la finca durante la temporada de cosecha, sobre todo porque no había nada que me gustara más que recoger esas brillantes verezas rojas tan rápido como pudiera. Mi madre siempre se reía cuando se daba cuenta de mi celo y entusiasmo, pero cuando era pequeña hacía lo mismo.

Vanessa y su madre -Irma- han pasado por un período difícil tras el fallecimiento de su padre y su marido. Pero fueron resistentes y nunca se rindieron. Ahora, vuelven a ver un futuro mejor, gracias a su duro trabajo y a sus judías de gran calidad.

Sus padres fueron los primeros de nuestra familia en empezar a cultivar plantas de café. En aquella época, tenían que regar cada planta por separado, porque no había nada de sombra. Ahora, tenemos muchos árboles que nos dan sombra, como el chilindrón, el cuajiniquil, el liquidámbar y los robles; árboles nativos de nuestra región, para los que realmente no hay nombres en inglés.

En octubre de 2019, he participado en un taller de CAFESMO para aprender a preparar café para microlotes. Ahora que mi padre ya no puede transmitir sus conocimientos, estoy buscando otras formas de profundizar mi comprensión y experiencia.

Participaré en otros talleres, ya que mi madre y yo estamos decididos a mejorar continuamente la calidad de nuestros granos y a ofrecer microlotes preparados con diferentes procesos. Nos interesa especialmente establecer relaciones duraderas con pequeños tostadores ambiciosos de cualquier parte del mundo.

Cuando trabajamos juntos durante un período de tiempo más largo, podremos afinar lentamente nuestros lotes de acuerdo con sus preferencias y, juntos, preparar cafés que se adapten perfectamente al paladar de los consumidores finales.

 

Datos de la finca

Nuestra finca tiene cerca de 7 hectáreas, divididas en tres lotes más pequeños y cercanos entre sí, todos ubicados alrededor de los 1.300 metros.

Cultivamos Lempira, Paca, Parainema, IHCAFE 90.

Tenemos mucha sombra de árboles nativos como el chilindrón, cuajiniquil, liquidambar y robles.

También tenemos naranjos que, además de dar sombra, impregnan de sabor cítrico a las plantas de café circundantes.

Nuestra finca está certificada por la FTO y Rain Forest Alliance.