Javier Pineda, Finca Bellavista

PRÁCTICAMENTE NACÍ ENTRE LAS HILERAS DE CAFÉ...

Mis padres habían comprado 0,7 hectáreas de tierra y trabajaban día y noche para mantenernos. Gracias a los buenos precios de la época, poco a poco pudieron comprar más tierras. Aunque de pequeño pasé mucho tiempo allí y ayudé todo lo que pude, mis padres insistieron en que la educación era la máxima prioridad. Mientras mis hermanos y yo estudiábamos para un examen, mis padres solían estar trabajando en largos turnos.

Finalmente, en 1994, empecé por mi cuenta, con algo menos de una hectárea, en la que planté únicamente la variedad pacas. Por desgracia, los precios se desplomaron después y decidí probar mi suerte en Estados Unidos. Como pude generar un salario digno allí, mis dos hermanos se unieron a mí no mucho después, y nuestra hermana se quedó atrás, cuidando ella sola de toda la tierra de la familia. Catorce años después, en 2008, extrañaba tanto mi tierra y seguía sintiendo tanta pasión por el café, que regresé a mi pueblo natal, San Marcos, en Ocotepeque, y comencé a trabajar con mi hermana.

Mientras tanto, Nery Espinoza, que también es miembro de CAFESMO, se había convertido en mi cuñado y empezamos a coordinar nuestros negocios de café juntos. Ahora, cada uno de nosotros se dedica a un aspecto diferente. Mi hijo Javier está estudiando en el Instituto Hondureño del Café para convertirse en catador diplomado, así que él y yo somos responsables de nuestros cafés especiales. En el 2018, cuando solo tenía 18 años, Javier preparó su primer café con un perfil de 87 de nuestra la variedad Colombia, que vendió a Carlos René Guerra, campeón nacional de baristas de Honduras (16º del mundo en Boston, 2019).

Estoy seguro de que Javier tiene un futuro brillante por delante, con muchas oportunidades de hacer feliz a gente de todo el mundo con nuestros cafés. Seguramente, si es capaz de preparar un perfil de 87 a los 18 años, será capaz de alcanzar una puntuación de 90 más pronto que tarde. Y yo estoy muy, muy orgulloso de trabajar con mi hijo y agradecido de formar parte de su éxito -y espero que yo del suyo-.

 Datos de la finca

 Nuestra finca de 9,5 hectáreas está situada en un hermoso lugar en las colinas de los alrededores de San Marcos, que varía entre 1.300 y 1.370 metros. Una altitud ideal para el café en nuestra región.

Cultivamos Colombia, Parainema, Lempira y Catimor.

La sombra la proporcionan los plátanos y las bananas, así como una variedad de árboles de cítricos, que transmiten un exquisito sabor a los granos que los rodean. También hay árboles regionales como subtes, guamo, paterna y cuanigiquil.

Nuestra finca está certificada Comercio Justo,Orgánica, y Rain Forest Alliance.