La lima

Somos pocos. Para ser exacto, en nuestro caserío hay 24 casas y unas 180 almas.

Estamos ubicados a una hora de San Marcos, el pueblo donde están las tiendas más cercanas, el hospital, y los colegios. En La Lima, solo contamos con una escuela primaria.

 Nuestro estilo de vida es muy modesto. Dependemos totalmente del clima. Si hay sequía, o – al contrario – demasiada lluvia, nuestra cosecha puede decimarse, y sufrimos hambre durante varios meses. En nuestra aldea, es casi imposible vivir de otros ingresos. La tierra nos da vida, ella nos da nuestro pan de cada día. Algunos de nuestros vecinos han decidido viajar a los Estados Unidos de manera ilegal, para huir de la pobreza e intentar mejorar la situación económica de sus familiares desde ‘el gran norte’.

Algunos lo han logrado. Otros han fracasado y regresaron a casa. Arrepentidos, dolidos, o avergonzados por no poder proveer por su familia. Y algunos pocos han perdido la vida en el intento. Los que nos quedamos aquí estamos determinados. Aunque la vida en nuestra aldea no es fácil, aquí es donde nacimos. Y aquí es donde moriremos. 

A pesar de los obstáculos que debemos afrontar, nos sentimos felices aquí. La vida es sencilla y sana. Estamos en plena naturaleza y disfrutamos de un tiempo increíblemente agradable. Rara vez la temperatura sube arriba de los 27 grados (80 Fahrenheit), y rara vez baja a menos de 15 (60 Fahrenheit). Hay sombra y hay tranquilidad. Aquí, la palabra ‘estrés’ solo la conocemos del diccionario, y de lo que nos cuentan los familiares que viven allí, en los Estados Unidos.  

En La Lima, nos dedicamos a varios rubros en la agricultura. Cultivamos maíz, azúcar de caña, algunos pocos tomates y cebollas, pero más que todo café. Como miembros de Cafesmo, tenemos acceso a las instalaciones de, y también disfrutamos de un acceso más directo a los mercados internacionales.

No contamos con secadoras solares para preparar cafés especiales, pero gracias a nuestra ubicación en las montañas, el clima nos ayuda mucho. A 1,300 metros, las noches son frescas, y después de la cosecha rara vez llueve. Así, logramos secar nuestros cafés en el sol del día, y recibimos apoyo técnico de Cafesmo, que nos acompaña en todo el proceso. Juntos, estamos capaces de producir un buen volumen y ofrecer una calidad consistente de cafés limpios. 

¡Además, todas nuestras fincas están certificadas! Contamos con los sellos de comercio justo, orgánico, y RFA. Así, garantizamos no solo la calidad del café, pero también el respeto por el ambiente, y por la gente que trabaja con nosotros. 

 

Datos técnicos de la comunidad

Área cultivada estimada: 8 Ha aprox.

Altura : entre 1300 – 1500 msnm

Variedades más importantes: Ihcafe 90, Obata, Pacas

Productores miembros de Cafesmo: 11

Producción estimada en una cosecha de cafés SCA 81-83: 8,000 kilo

Certificaciones: Comercio justo, Orgánico, RFA