Silvia Ventura Urías, Finca La jireh

Nací para amar el café y posiblemente fluya más oro negro por mis venas, que sangre.

Soy hija única - un hecho no muy común en Honduras - y mi padre me ama inmensamente, así que desde muy tierna edad, él me llevaba a la finca siempre cuando podía. 

Recuerdo vívidamente cómo más de una vez me levantaba cuando era pequeña - en plena madrugada y secretamente - para regar las plantas de café alrededor de la casa cuando temía que no había llovido lo suficiente durante las semanas precedentes. 

También ayudaba en la cosecha durante las vacaciones escolares. Y no solo eso. Mi papá me enseñaba cómo cuidar las plantas pequeñas en el vivero, como mantener limpia la finca, y todo lo demás: procesar y secar los granos seleccionar los mejores granos para un micro-lote, proteger la finca contra la roya, y mucho más. 

De joven ya decidí que quería ser catadora. Para sumergirme en otros aspectos - quizás incluso más complejos aún, - de la creación de buenos cafés. En el 2017 obtuvo mi diploma y ahora trabajo como catadora, aunque todavía soy productora también.

Esa combinación de actividades, lo considero una bendición, porque es lo que me permite trabajar en el campo, y en el laboratorio también. Me permite cultivar café, y a la misma vez experimentar, preparar lotes que me maravillan, crear perfiles complejos y únicos. Como todavía soy joven, tengo también cuantioso tiempo adelante para mejorar siempre más mis capacidades y conocimientos.

Mi padre sigue enseñándome sobre la cultivación en nuestra finca año tras año, pero hoy en día yo soy la que le ayuda a él a seleccionar los mejores cafés, y a preparar micro-lotes. Tengo predilección por los cafés de procesos de maceración. Requiere ardua labor y es un poco arriesgado porque no se sabe siempre cómo saldrá cada lote, pero un buen café anaeróbico eleva aún más el perfil de un buen café, con características pronunciadas, y post-gustos que sí, se quedan para complacer el paladar.

Las novedades en el mundo del café se siguen desarrollando con velocidad alucinante. Ya estoy curiosa de saber lo que estaremos catando en diez años. Mientras pueda ser parte activa de ese desarrollo, mi trabajo seguirá siendo mi pasión!


Finca:

Tengo 0,7 hectáreas a una altura de 1,290 metros. Pero preparo muchos de mis lotes con cafés de mi papá. 

Las variedades en mi finca son IH-Café 90 y Pacas.

Hay mucha sombra natural de pinos, pero también hay mango y bananos, para consumición propia, para enriquecer el suelo, y para enriquecer los perfiles de nuestros granos.

La finca está certificada FTO y RFA.