José Elvio Ortega, Finca La Granadilla

CUANDO ERA NIÑO, NUESTRA FAMILIA SIEMPRE RECOGÍA CAFÉ DURANTE LA TEMPORADA DE COSECHA...

Coincidía más o menos con las vacaciones escolares, así que no perdía mucho el colegio y necesitábamos mucho el dinero, así que todos teníamos que trabajar. Normalmente, íbamos a recolectar en El Salvador, ya que me crié en un pequeño pueblo cerca de la frontera y allí había más oportunidades.

Pero no teníamos nuestra propia tierra; siempre trabajábamos para otras personas. Una vez que fui adulto, me trasladé a Mercedes, donde se encuentra la cooperativa CAFESMO. Poco a poco, fui comprando tierras. Ha sido una lucha dura. Muchos días me salté comidas para ahorrar algo de dinero. Ahora poseo 3,8 hectáreas.

Sigue siendo una lucha, pero ser propietario de tierras también nos ofrece cierta estabilidad a largo plazo y nos preocupamos menos por la procedencia de nuestra próxima comida. Toda la tierra que compré ya se utilizaba para cultivar café, pero poco a poco estoy cambiando las variedades para centrarme cada vez más en la Parainema.

Gracias a mi afiliación a CAFESMO, pude certificar la finca con el sello FTO. Además, desde que me hice miembro, estoy aprendiendo más sobre la conversación del suelo y la gestión del agua, y también sobre técnicas para preparar cafés especiales. Es una forma estupenda de diversificar mi oferta y también de mantener la tierra limpia y sana a largo plazo. El cambio climático me preocupa, pero como mi finca está situada a 1.400 metros, sé que podré cultivar grandes cafés durante muchos años.

Mis tres hijos son todavía pequeños, el mayor tiene 13 años, y estoy muy agradecido de que puedan ir a la escuela sin tener que trabajar, como me sucedió a mí. Pero noto que les atrae lo que hago. Les encanta subirse a la parte trasera del coche y conducir conmigo hasta la finca, con sus caras y su pelo al viento. Cuando me acompañan es sobre todo para jugar mientras yo trabajo, pero noto el interés en sus caras cuando les explico lo que estoy haciendo y siempre hacen preguntas, o están deseosos de ayudar.

Así que mi próximo objetivo es establecer una relación a largo plazo con uno o dos tostadores, para trabajar mano a mano y hacer un café juntos del que podamos estar realmente orgullosos. No sólo por mí y por ahora, sino también porque sé que al menos uno de mis hijos podrá seguir desarrollando lo que estamos construyendo ahora, para la siguiente generación. Para asegurar el sustento futuro, pero sobre todo para seguir disfrutando de un gran café.

 

Datos de la finca

La finca tiene 3,8 hectáreas y está situada a 1.400 metros.

La variedad principal es Parainema. También hay un poco de Pacas y alrededor de 0,3 hectáreas se utilizan para Lempira.

La sombra con árboles de guanajiquil.

La finca está certificada FTO y Rain Forest Alliance.