Jesús Erazo, Farm La Joya

Doña Jesús tiene 63 años (2022), pero es tan vivaz y enérgica como una de 13. En realidad, lo único que no le gusta a Jesús es quedarse en casa sin hacer nada.

Claro que cocina para la familia, pero eso es porque le encanta cocinar. Aparte de eso, Jesús prefiere pasar sus días en el campo.

De joven, pastoreaba vacas con su padre. Juntos recorrían los campos y los bosques, día tras día, buscando el pasto más fresco y el agua más limpia para sus animales. Una niña pequeña y alegre, su padre fuerte y protector, y un puñado de vacas alegres. Jesús jugaba con las vacas, se acurrucaba con ellas cuando se tumbaban a descansar y las ordeñaba cuando necesitaban ser ordeñadas. 

Está segura de que también se hizo fuerte y protectora de mayor, porque ese es el tipo de comportamiento que su padre mostraba con ella y con sus vacas. Cuando era una joven madre de siete hijos, los cuidaba como una leona cuida de sus cachorros. Ahora, los siete hijos son todos mayores y han formado sus propias familias, hace ya bastantes años. 

Jesús ahora está de nuevo sola con su marido. Ella es feliz; ser feliz es algo innato en ella, por suerte. Pero la casa es silenciosa y aburrida, sin los niños. Por eso Jesús recorre con tanta ilusión la corta distancia que lasepara de su parcela de café cada mañana. Durante la cosecha, por supuesto, pero también durante el resto del año. Siempre hay bastante trabajo que hacer allí. Jesús desyerba con su machete, poda las plantas, utiliza la pulpa de la cosecha anterior para abonar el nuevo cultivo, o cuida el maíz y los frijoles que tiene al lado de su finca de café, para el consumo de la familia. 

Cuando tiene hambre, encuentra una fruta madura en algún árbol cercano, y cuando está cansada disfruta de una breve siesta bajo la sombra de los árboles que también dan sombra a su café. Aunque Jesús se dedica al cultivo del café desde hace medio siglo -sus padres también lo cultivaban-, ella misma no prepara ningún microlote. Se hizo socia de Cafesmo en cuanto se fundó la organización, en 2016, y confía en el equipo de gente más joven para que lo haga por ella. 

Siempre trae sus mejores granos por separado, ya que sabe que esto permitirá al equipo de Cafesmo secar y luego procesar los lotes de mayor calidad. Y, por supuesto, una vez que un microlote esté listo para ser enviado a otro destino lejano, Cafesmo tostará unos cuantos kilos para que Jesús los tome en casa con su marido. 

Porque, aunque no le gusta estar todo el día en casa sin hacer nada, lo que sí le gusta es sentarse en el porche con su marido de muchos años y una taza de café por la mañana. ¡Incluso a la más vivaz y enérgica de las chicas le gusta un poco de cafeína casera cada día! 

 

Datos de la finca

3,5 hectáreas a una altura de entre 1720 y 1790 metros.

Sombra natural de los árboles locales

Variedades: Pacas y Catuaí

Finca certificada como ecológica, comercio justo y RFA