Genaro Hernández, Finca el Malcincal

SI PUDIERA, TAMBIÉN DORMIRÍA EN MI FINCA. MI ABUELO FUE UNA DE LAS PRIMERAS PERSONAS QUE TRAJO SEMILLAS DE EL SALVADOR, HACE UNOS SESENTA AÑOS…

Siempre las plantaba a ocho metros de distancia porque esas plantas crecían mucho y a lo ancho. La calidad era sublime, pero hoy en día ya no podemos permitirnos trabajar así.

Años después, mi padre me enseñó los fundamentos del café y ahora llevo 35 años trabajando en mi propia tierra. También tengo algunas vacas. Es importante diversificar, ya que tengo muchas deudas debido a los precios crónicamente bajos del café. Además, me encanta cuidar de mis vacas; me quitan el estrés y su presencia me ayuda a relajarme.

Pero trabajo mucho más en mi finca, tengo unas 8 hectáreas y necesito unas cuantas personas que me ayuden durante todo el año, y en época de cosecha necesito una docena. Hoy en día es muy difícil encontrar suficiente gente. En cierto modo, eso es una ventaja, ya que con un equipo más pequeño necesitamos cosechar tres o incluso cuatro veces, por lo que los granos que recogemos están bien maduros, se recogen en su mejor momento.

Antes, mis hijas trabajaban conmigo, pero ahora una de ellas vive en California y la otra en la cercana ciudad de San Marcos, donde tiene una tienda de teléfonos móviles. Sin embargo, mi nieto vive con mi mujer y yo, y le encanta acompañarme cuando le traigo a la finca. Sin embargo, dudo que quiera continuar con mi trabajo, ya que ve las dificultades que conlleva.

Sólo tiene trece años (en el 2020), pero le enseñé a conducir cuando sólo tenía diez. Ahora se le da muy bien y la policía, por suerte, nunca le para. De hecho, vivimos en una zona tan remota que realmente no hay policía. Tampoco los necesitamos, ya que es una zona muy segura.

Desde que certifiqué mi finca para el comercio justo, así como para el orgánico, a través de Cafesmo, las cosas han ido algo mejor. Ahora también estoy trabajando en microlotes y recientemente (julio 2020) he vendido algo de café a un tostador de Australia a través de Cafesmo. En un futuro próximo, el plan es trabajar también con tostadores de Europa y Estados Unidos. O incluso en Asia. Me han dicho que la demanda de café de alta calidad está creciendo rápidamente allí.

 

Datos de la finca

8 hectáreas a 1250 - 1300 metros de altitud.

Variedades: Obata, Parainema, Lempira, IH-café 90, un poco de Pacas también.

Sombra de pinos, plátano, mandarina, lima, cipreses, y también árboles locales como pepeto e izote.

Certificado FTO.

Esta finca está certificada por Rain Forest Alliance.