José Trancito Romero, Finca Ojo de Agua y Fuente de Agua

Nuestros dos hijos son ciegos y mi hijo también es mudo.

Nuestra hija es muy inteligente y va a la universidad en la capital. Es todo un reto estudiar siendo ciego y más aún en un país con escasos recursos y comodidades para atender a los estudiantes con discapacidad. Estamos inmensamente orgullosos de sus logros.

Nuestro hijo se enfrenta a retos diferentes; no aprendió nada bien en la escuela y ahora nos ayuda a mi esposa y a mí en casa y en los alrededores. Creo que vivirá con nosotros para siempre, solo Dios sabe qué será de él cuando muramos. 

De todos modos, soy un hombre feliz, a pesar de los obstáculos a los que me enfrento en la vida, como cualquier otra persona tiene que enfrentarse a sus obstáculos, por supuesto. Tenía 20 años cuando empecé a trabajar en el café y ahora tengo 49 (en 2023). El café desempeña un papel preponderante en mi vida y en la de toda nuestra familia. 

Tenemos una hectárea de tierra dividida en dos pequeñas parcelas. Una tiene una laguna piscina natural de agua que nunca ha estado vacía en toda mi vida y la otra tiene una pequeña fuente de agua, que realmente es una bendición para nosotros, ya que nunca tenemos que temer por la sequía en nuestra tierra. 

Aunque el café es con diferencia nuestro cultivo más importante, desde el 2021 también cultivamos tomates. Empezamos a hacerlo para diversificar y porque el precio que podemos obtener por nuestro café es muy volátil. Ahora, cada semana vamos al mercado de la ciudad cuando tenemos tomates frescos, lo que supone un complemento a nuestros ingresos. Y junto a nuestra casa también cultivamos cebolla, ajo, lechuga, pepino y más tomate, todo ello para nuestro propio consumo.

Sólo lo que ganamos con el café no es suficiente para una familia de cuatro miembros, y menos ahora que nuestra hija vive tan lejos y necesita nuestro apoyo para pagarse los estudios. Por eso también empezamos a separar los mejores granos de nuestra cosecha para preparar microlotes. Es una fuente adicional de ingresos y, sinceramente, también un motivo de orgullo y placer. Es genial cuando uno de nuestros cafés se ve y se vende en una tienda en algún lugar del otro lado del mundo. 

No sé qué nos deparará el futuro, pero me siento afortunado por tener nuestro propio terreno, en un lugar tranquilo de las montañas. Tenemos un clima templado, mucha libertad a pesar de trabajar duro, ¡y siempre hay suficiente comida en la mesa cuando cultivas tus propias cosechas!


Datos de la finca

Dos parcelas, 1 hectárea combinada, a 1.200 metros.

Variedades: Obata y Lempira

Sombra: plátanos, bananas y árboles locales.

Certificado de Comercio Justo, Orgánico, RFA